
Cómo encontrar la actividad física que realmente te gusta

Hacer ejercicio no debería sentirse como un castigo. Sin embargo, muchas personas abandonan la actividad física porque asocian el movimiento con esfuerzo extremo, incomodidad o aburrimiento. La buena noticia es que no todos los cuerpos ni todas las mentes disfrutan del mismo tipo de ejercicio, y encontrar una actividad que realmente te guste puede transformar por completo tu relación con el bienestar.
Aquí te compartimos algunas ideas y reflexiones para ayudarte a descubrir esa forma de moverte que se sienta natural, disfrutable y sostenible en tu vida diaria.
Redefine lo que entiendes por “ejercicio”
El primer paso es cambiar la idea de que hacer ejercicio solo significa ir al gimnasio o correr largas distancias. Actividad física es todo movimiento que activa tu cuerpo: bailar en casa, caminar con ritmo, hacer yoga, practicar jardinería, nadar o jugar con tus hijos. Lo importante no es la intensidad, sino la constancia y el disfrute.
Cuando entiendes que moverte puede ser tan variado como tu personalidad, se abre un abanico de posibilidades más alineadas contigo.
Conecta con tu estilo de vida
Antes de elegir una actividad, hazte algunas preguntas:
- ¿Prefieres estar al aire libre o en interiores?
- ¿Te gusta la compañía o prefieres estar a solas?
- ¿Tienes horarios flexibles o tiempo limitado?
- ¿Disfrutas más de lo dinámico o lo suave y pausado?
Si, por ejemplo, disfrutas la naturaleza, podrías probar senderismo, ciclismo o caminatas por parques. Si necesitas liberar tensión, el boxeo o una clase de baile pueden ser perfectos. Y si buscas calma, disciplinas como el pilates o el yoga pueden darte tanto bienestar físico como emocional.
Prueba sin compromiso
Una clave para encontrar una actividad que disfrutes es darte permiso para experimentar. Toma una clase muestra, únete a un grupo una semana, sigue una rutina de YouTube por unos días. No necesitas comprometerte desde el día uno. De hecho, permitirte explorar te da libertad y evita la presión.
Recuerda que no se trata de ser el mejor en algo, sino de ver cómo se siente tu cuerpo, qué tan motivado te sientes y qué impacto tiene en tu estado de ánimo.
Escucha a tu cuerpo (y a tus emociones)
La actividad física adecuada para ti será aquella que te deje con más energía que cuando empezaste. No necesariamente menos cansado, pero sí con más claridad, más ánimo o mejor humor. Después de practicar algo, pregúntate:
- ¿Cómo me siento físicamente?
- ¿Estoy más tranquilo o más estresado?
- ¿Me gustaría repetirlo?
El bienestar físico y emocional deben ir de la mano. Si algo te deja con dolor excesivo o frustración, tal vez no sea la opción correcta… al menos por ahora.
La constancia nace del placer, no del deber
Cuando una actividad te gusta, no necesitas fuerza de voluntad para hacerla. Se vuelve parte de tu rutina porque la disfrutas. Y aunque puede tomar tiempo encontrarla, vale la pena el proceso.
No te obligues a seguir una rutina solo porque es popular o prometen resultados rápidos. El ejercicio es más efectivo cuando lo sostienes a largo plazo, y eso solo ocurre cuando te hace bien en todos los niveles: físico, mental y emocional.
Tu movimiento, tus reglas
Encontrar la actividad física que realmente te gusta es un acto de autoconocimiento. Implica escuchar tu cuerpo, respetar tus tiempos y atreverte a probar cosas nuevas. No se trata de cumplir con una obligación, sino de regalarte bienestar de una forma que se sienta auténtica.
Muévete como más disfrutes. Porque cuando el movimiento se alinea con quien eres, no solo mejora tu salud, mejora tu vida.
Abril 10, 2025
Balance 24